La voz en el teléfono era prácticamente irreconocible y difícil de entender, pero el nombre era inconfundible. Charlie Haden, uno de los bajistas más venerados en la historia del jazz, estaba llamando.
Por supuesto que le pregunté cómo estaba, aunque su angustia era evidente. "Me gustaría poder decir que estoy muy bien", dijo. "Pero tengo el síndrome post-polio." Haden murió el pasado viernes en los Angeles a la edad de 76 años a causa del Síndrome Post-Polio.
"No puedo tragar alimentos", dijo Haden en el teléfono aquella tarde de enero del año pasado. "No he comido alimentos sólidos en dos años. Una de las cosas que hace la polio es que me quita la energía. Ellos -los médicos- no saben mucho acerca de ella. Deben ser mucho más consciente de lo que es la poliomielitis. No hay medicina que me pueden dar". Antes de que pudiera preguntarle a Haden mucho más, me dijo que tenía que dejar de hablar.
Por supuesto que le pregunté cómo estaba, aunque su angustia era evidente. "Me gustaría poder decir que estoy muy bien", dijo. "Pero tengo el síndrome post-polio." Haden murió el pasado viernes en los Angeles a la edad de 76 años a causa del Síndrome Post-Polio.
"No puedo tragar alimentos", dijo Haden en el teléfono aquella tarde de enero del año pasado. "No he comido alimentos sólidos en dos años. Una de las cosas que hace la polio es que me quita la energía. Ellos -los médicos- no saben mucho acerca de ella. Deben ser mucho más consciente de lo que es la poliomielitis. No hay medicina que me pueden dar". Antes de que pudiera preguntarle a Haden mucho más, me dijo que tenía que dejar de hablar.