"Tuve que dejar de trabajar porque la silla era un potro de tortura".
Hasta 11 años aguantó Lola Corrales
en su trabajo. "Me hubiera gustado estar más, pero mi situación empeoró
y no recibí ninguna ayuda. La silla era un potro de tortura". Lola fue
grabadora de datos en el antiguo Insalud. Nació con polio, y tuvo una
recaída a los 30 años. Sufría el llamado síndrome pospolio, un
agravamiento que aparece años después y afecta a la movilidad de los
afectados.
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ASOCIACIÓN AFECTADOS DE POLIO Y SÍNDROME POST-POLIO
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