Un banco nos está amargando la existencia desde 2021. Cada año a finales de julio, tras averiguar más detalles de nuestro funcionamiento, comienzan a enviarnos documentos en lenguaje financiero/empresa, también en inglés y descubrimos después desde servicios externalizados.
Por más que les decimos que no somos una empresa, no lo adaptan a Asociaciones de derechos humanos.
Este año ha sido el no va más. Comenzaron a finales de julio, nosotros pensábamos abordarlo en septiembre, pero el 22 de agosto, tras devolver el recibo del teléfono de la Asociación, y no por falta de fondos, nos han metido en un laberinto de acoso y derribo desde diferentes departamentos, que cuando quieren no responden a nuestros correos o llamadas.
Carecen de coordinación interna para el bien. Y como hemos dicho, sin poder relajarnos en agosto e indefensos, pues nada funciona.
Veremos
Lola Corrales
Presidenta de la Asociación Afectados de Polio y Síndrome Post-Polio